Los garbanzos es necesario que los cozamos, así que, aquí quedan dos opciones: podéis comprarlos cocidos o bien comprar garbanzos normales y tenerlos en remojo toda la noche del día anterior para que estén tiernos. Sea cual sea el que hayáis elegido, colocarlos y escurrirlos para que suelten todo el caldo y lo colocamos en el vaso de la batidora.
Bañamos con un chorrito de aceite. Ahora pelamos y picamos los dientes de ajo, que también agregaremos al vaso. Exprimimos el limón y pimentamos al gusto. Por último espolvoreamos el comino y procedemos a triturar todos los ingredientes con la batidora, hasta que se consiga una crema suave. Si veis que se os queda muy espesa, agregad un poquito de agua.
Pelamos la cebolla y la cortamos en trocitos pequeños (si la laváis con agua fría antes de cortar no os llorarán tanto los ojos). Encendemos el fuego a media potencia y con un buen chorrito de aceite freímos la cebolla. Cuando este dorada agregamos la carne y removemos bien para esparcirla por toda la sartén. Salpimentamos al gusto, mezclamos sabores moviéndolo todo y dejamos hacerse por unos minutos. En el momento que la carne esté dorada, la apartamos del fuego.
Ahora serviremos el plato, coloca en un plato una ración del puré de garbanzos que hemos preparado, salpimentamos al gusto y agregamos una cucharadita de pimentón dulce. A su lado ponemos una porción de carne picada y cebolla. Ya tenéis listo un estupendo plato que puede servir de entrada a una comida.
