Ponga a calentar una sartén con una cuchara de mantequilla, calcule unos 35 gramos, a fuego suave. La mantequilla irá derritiéndose poco a poco, así que vaya preparando el bacón para cuando vea que ya se está mezclando con el aceite. Entonces agréguelo y empiece a remover para que vaya dorándose.
Vaya pelando mientras tanto una cebolla y cortándola en trozos pequeños. Cuando el bacon esté bien hecho, quítelos de la sartén y agregue la cebolla, para que vayan pochándose.
También pele y trocee en pequeños pedazos los dientes de ajo. En este caso, ambos ingredientes los freiremos con el fuego a media potencia.
Dejar que cojan un poco de color y agregar las especias (sal, pimienta y orégano), a su gusto, pero no se sobrepase con ellas. Remueva todo bien y agregue el queso parmesano y la nata líquida. Vuelva a remover y deje que el queso se derrita en la nata, formando una mezcla única.
En un bol bata los huevos, y cuando estén listos, vaya incorporándolos poco a poco en la sartén, mientras remueve con una cuchara de madera. Reduzca el fuego a la temperatura baja y así los huevos no se harán y se unirán al resto de ingredientes de la salsa carbonara.
Por último eche los trozos de bacon y ya puede remover un poco más. Espere un par de minutos y tendrá lista la salsa carbonara que podrá poner sobre la base de la pizza.
Aunque no lo parezca, la salsa de carbonara es muy rica para el organismo, ya que:
Su aporte en hierro ayuda a prevenir la anemia, y a combatirla en el caso de tenerla.
Fortalece los huesos y los dientes, gracias a su aporte en calcio.
Mantiene sano el corazón gracias a los nutrientes que aporte, lo que ayuda a prevenir posibles enfermedades cardiacas.