Para comenzar, pela las manzanas y corta la mitad en dados pequeños y la otra en rebanadas delgadas para decorar la superficie al final.
Una vez peladas, sumérgelas en un bol con agua y el zumo de limón para que no se oxiden. A los diez minutos, ponlas a escurrir. Tamiza la harina con un colador fino y reserva.
Separa las claras de las yemas y bate las claras en un bol con una pizca de sal a punto de nieve, puedes usar unas varillas eléctricas si tienes. Reserva.
Coloca las yemas en otro bol y bátelas junto con el edulcorante con ayuda de unas varillas manuales. Cuando ambos ingredientes estén bien mezclados, vierte el aceite y bate con fuerza.
Añade la harina e integra sin dejar de batir. Una vez que tu mezcla esté uniforme, incorpora la manzana troceada y remueve con movimientos envolventes con una espátula.
A continuación, vierte las claras batidas a punto de nieve e integra. Ahora que la masa está lista, tamiza la levadura, agrégala y remueve. Precalienta el horno durante diez minutos a 180°C.
Engrasa el molde con la mantequilla, espolvoréalo con un poco de harina y, después de retirar el exceso, vierte la masa. Dale unos pequeños golpes para que salga el aire.
Cubre con las manzanas laminadas y lleva al horno durante 40 minutos. Antes de sacarla comprueba que está lista, introduciendo un cuchillo en el centro. Si sale limpio, ya estará lista.
Disuelve la mermelada con un poco de agua tibia y pincela la superficie de tu tarta de manzana sin azúcar para que agarre brillo. ¡Qué la disfrutes!