Lo primero que tienes que hacer es poner el agua a hervir en una olla y echarle la polenta. Pon el fuego a potencia medio-baja y remueve constantemente durante quince minutos. Añade la mantequilla, un huevo batido y 50 gramos de queso y sigue moviendo hasta que todo se integre y coja forma de masa.
Enciende el horno a 200º C y cubre la bandeja del horno con un poco de aceite de oliva. Si la mezcla que has preparado ya se ha enfriado, ponla sobre una superficie plana y aplástala con un rodillo. Luego métela en la bandeja.
Echa encima el tomate, el jamón York cortado a tiras, el queso que no has utilizado y el orégano y mete la bandeja en el horno.
Espera unos doce minutos y en cuando veas que le quedan tan solo dos minutos ponle el otro huevo encima y vuelve a meter la fuente en el horno.
Espera cuatro minutos y después, ¡tu pizza de polenta estará lista! ¡Estamos seguros de que te ha encantado!