Tamiza la harina en un cuenco con la sal. Ahora le agregas la mantequilla, la cuál tiene que estar a temperatura ambiente. Si no es el caso, entonces tienes que dejarla reposar a temperatura ambiente y luego agregarla.
Usando la batidora, o unas varillas, mezcla ambos ingredientes.
Sin dejar de batir un solo momento vas a verter un poco de agua, uno o dos vasos pero no más, hasta que se vaya formando una masa consistente. Según esta va tomando cuerpo, comienza a amasar usando tus manos.
Haz una bola, la tapas con papel transparente y guardas dentro de la nevera para que repose un par de horas y así coja un poco de cuerpo.
Lava bien las manzanas bajo el agua del grifo y luego las pelas. Les quitas el corazón y las cortas todas en gajos que no sean demasiado gruesos. Si deseas que la masa tenga un poco de sabor a manzana, tritura un par de manzanas y las pones a mezclarse con la harina y la mantequilla, hasta que quede bien integrado antes de agregar el agua.
Pon la canela en un cuenco, junto con el azúcar, la sal y la harina y la nuez moscada. Bate esta mezcla con una batidora o con unas varillas eléctricas.
Los trozos de manzana que has troceado las pones en un cuenco, les viertes esta mezcla y guardas en la nevera por una media hora más o menos.
Cuando vayas a sacar ambas cosas de la nevera, pon el horno en marcha a 190º C, para que caliente por arriba y por abajo sin aire.
Saca la masa de la nevera y la colocas sobre una superficie bien plana, en la que hayas puesto harina. La cortas por la mitad y con un rodillo extiendes ambas partes.
Unta con mantequilla o o con un poco de aceite de oliva el molde que vayas a usar y pones uno de los trozos que has hecho.
