6 galletas, o más si te salen más natillas finalmente (opcional)
Preparación de las natillas sin gluten
Lava el limón, sécalo y quítale la piel. Reserva un vaso de la leche, y vierte un resto en una olla pequeña con junto con la piel del limón y las ramas de canela. Ponla a calentar a fuego medio-bajo.
Mientras se va calentando, pon el resto de la leche que habías reservado en el vaso de la batidora, junto con un huevo entero, las yemas de los otros tres huevos, la maizena, la sacarina y el azúcar. Bátelo todo muy bien, con ayuda de la batidora eléctrica.
Justo cuando vaya a romper a hervir la leche, baja el fuego y saca la piel del limón y las ramas de canela, para añadir poco a poco la mezcla que acabas de preparar con la batidora.
Con ayuda de una cuchara de palo, remueve el contenido del cazo de forma constante, hasta que consigas la textura propia de las natillas. Esto ocurrirá justo un poco antes de que comience a hervir esta mezcla de nuevo.
Debes tener cuidado de no pasarte con el tiempo. En ese caso, la mezcla espesará demasiado. El problema no está en el sabor, ya que sabrá igual, pero la textura será la propia de otro tipo de postre, y no de las natillas.
Aparta la mezcla del fuego, y viértela en unos recipientes adecuados, por ejemplo unas cazuelitas pequeñas de barro. Si no tienes, también puedes utilizar unos platos de postre, siempre que tengan una cierta profundidad.
Si deseas darle más sabor a tus natillas, puedes espolvorear un poco de canela molida por encima. ¡No te pases!, o te quedarán demasiado empalagosas. Y finalmente puedes colocarle una galleta a cada natilla por encima, para darle una mejor presentación y cómo no, comértela también.
¡Listo! Espera que se templen, y pasa estas ricas natillas caseras sin gluten al frigorífico para tomarlas bien fresquitas. Seguro que nada más olerlas, ya no ves la hora de probarlas. ¡Están realmente exquisitas!
