Calienta un poco de aceite y agrega la cebolla bien picadita hasta que se vaya poniendo dorada. Ve cortando mientras el pollo tan pequeño como puedas.
En cuanto la cebolla haya cogido un poco de color, añade el pollo y déjalo todo al fuego durante ocho minutos para que termine de hacerse.
Mientras, disuelve la maicena en la leche. Añádela a la sartén y pon también la nuez moscada, un poco de sal y de pimienta negra. Remueve y deja que se haga la bechamel. En cuanto veas que ha cogido consistencia, pásala a un bol para que se enfríe y métela en la nevera durante treinta minutos.
Transcurrido este tiempo, solo te queda freír las croquetas. Para empezar, bate los huevos en un bol y pon el pan rallado sin gluten en una superficie plana. Vierte un dedo de aceite en una sartén y mientras esperas a que se caliente ve cogiendo pequeñas porciones de bechamel y dándole forma de croqueta.
Si ya las tienes todas, pásalas por el huevo y luego por la harina y échalas a la sartén. Deja que se frían durante ocho minutos, asegurándote de que se hacen por todos lados, y pásalas a un plato plano con papel absorbente. En cuanto pierdan todo el aceite que les sobra, ¡estarán listas las croquetas sin gluten!