Pon en una sartén la mantequilla y mientras tanto pela y pica la cebolla tan pequeña como puedas. En cuanto la mantequilla se haya derretido echa la cebolla en la sartén y espera a que se poche.
Aprovecha este tiempo para lavar y escurrir las espinacas y, cuando la cebolla se haya dorado, incorpóralas en la sartén. Déjalas al fuego unos diez minutos y después pon la harina. Remuévelo todo y asegúrate de que la harina se tuesta bien porque sino tu bechamel de espinacas tendrá grumos.
Integra ahora la leche, la sal, la nuez moscada y la pimienta negra y remueve. Después, espera a la bechamel se condense.
Verás como poco a poco va cogiendo consistencia y con que esté quince minutos al fuego será suficiente.
Transcurrido este tiempo, tu bechamel con espinacas estará lista. Échale el queso por encima, espera a que se enfríe un poco y, ¡sorpresa! ¡Ya la puedes servir!