Lo primero de todo es que la lubina la cortes en filetes que no sean demasiado gruesos, pero tampoco demasiado finos, y la pones en un bol, donde viertes el zumo de medio limón, dejando macerar, tapada con un plato, por un cuarto de hora.
Mientras, puedes ir pelando la cebolla, la cuál te recomendamos que pongas a remojo bajo el agua del grifo unos minutos para que su efecto lacrimógeno se reduzca, y la picas en rodajas juliana. En el caso del tomate también lo vas a cortar en rodajas. El aguacate, tras pelarlo, lo cortas en tacos o en gajos.
Pasada la media hora, saca y escurre la lubina del bol y la pasas a un nuevo cuenco, donde echas todas las verduras. Remueve bien.
Corta la otra lima que te queda por la mitad y les haces una incisión en forma de cruz a las tres mitades. Con una cucharilla, y con mucho cuidado de no cargarte la piel, vas a ir quitándole la carne poco a poco, hasta dejar una cáscara completamente vacía.
¿Y para qué esta cáscara vacía? Pues para poder presentar tu plato de una forma bastante original: remueve muy bien el plato donde tienes mezclada la lubina con el resto de verduras para ir cogiendo varias porciones con una cuchara y la vas echando dentro de la cáscara del limón, hasta rellenar las tres a partes iguales.
Ahora deja este manjar reposar en la nevera hasta el momento en el que te lo vayas a comer y verás que sabroso está.