Con nuestra masa de pizza casera ya preparada y estirada, el primer paso será poner el horno a precalentar a 220º C.
Ponemos una sartén grande en el fuego con un chorrito de aceite de oliva. Cuando el aceite haya cogido temperatura, añadimos las espinacas lavadas, escurridas y picadas en trozos medianos.
Las salteamos durante un par de minutos y retiramos de la sartén. Reservamos.
Cubrimos la base de la pizza con el tomate casero frito. Esparcimos bien para cubrirla entera.
Encima del tomate añadimos las espinacas salteadas y encima de las espinacas el queso tierno que puedes incorporarlo en triángulos o rallarlo.
Y por último, encima del queso añadimos los tomates cherrys lavados y hechos rodajas o partidos por la mitad (este paso es opcional).
Introducimos la pizza en la parte baja del horno y la dejamos unos 15 minutos a 220ª. Cuando la masa esté dorada y el queso fundido ya puedes sacarla.