Tras pelar bien la cebolla, la lavas durante un minutos o así bajo el agua del grifo, lo cuál reducirá su potente efecto lacrimógeno y evitará que te lloren tanto los ojos, y la cortas en cuartos. Si tienes una picadora, la picas ahí, sino, tendrás que hacerlo a mano, pero que te quede en trocitos pequeños.
Luego pelas y picas los dientes de ajo.
Pon un poco de aceite de oliva en una sartén y la calientas, para agregar, cuando el aceite esté bien caliente, ambos ingredientes.
Cuando veas que la cebolla tiene un tono transparente, agrega el bacon y sofríelo. Ten mucho cuidado de que no se te queme, ya que el bacon se sofríe muy rápidamente.
Con el bacon ya con algo de color, vierte la nata líquida y usando la cuchara de madera mezcla bien con todos los ingredientes de dentro.
Sube la potencia del fuego y cuando veas que la nata hierve, la reduces, cocinando a fuego lento por unos minutos.
Pon los nachos en un cuenco y vierte la salsa carbonara, teniendo tu plato listo para disfrutar.
Si quieres, también lo puedes hacer al horno, para lo cuál solo tendrás que engrasar una bandeja para hornos, con aceite de oliva o con mantequilla, poner los nachos y verter la salsa carbonara. Por encima, para que quede un poquito requemado, agrega un poco de queso rallado, por toda la bandeja. En el horno lo metes a 180º C por unos 15 minutos y lo tendrás listo.
