Antes de encender los fogones, debes empezar por limpiar los chipirones y tu primer paso será retirar la piel con cuidado y un poco de paciencia.
Luego tira de los tentáculos, mete los dedos dentro de la bolsa y extrae la pluma (una espina larga transparente).
Para cerciorarte que hayan quedado limpios, voltea la bolsa, lava con abundante agua, voltea y lava de nuevo, escúrrelos y reserva mientras preparas la salsa.
Pela los dientes de ajos y machácalos en un mortero. Lava el perejil, escúrrelo y machácalo junto con los ajos. Cuando tengas una pasta suave, añade el zumo del limón previamente colado, mezcla y deja reposar.
Si no tienes mortero, puedes triturarlo todo con la batidora hasta que te quede una mezcla homogénea. Deja el vino para el final.
Para cocer los chipirones y sus patas, añade el aceite de oliva en una sartén grande y cuando se caliente pon a freír los chipirones a fuego fuerte. Déjalos cocer durante unos minutos hasta que se doren por ambos lados.
Mientras, vierte el vino en el majado, mezcla para que se integre y una vez que los chipirones hayan soltado casi toda el agua, incorpora la salsa verde.
Una vez que el alcohol del vino se haya evaporado, prueba para comprobar si está bien de sal, da un par de vuelta y aparta del fuego.
Sirve tus chipirones en salsa verde mientras que estén calientes y decora con unas hojas de perejil. ¡Qué aproveche!