Lo primero es preparar la masa y, en cuanto la tengas, extiéndela sobre la bandeja del horno previamente forrada con papel de cocina. Así evitarás que se pegue. Vamos a por los ingredientes del relleno.
Empieza lavando los champiñones, quitándoles los troncos y laminándolos tan finos como puedas. Pon un poco de aceite en una sartén y haz ahí la carne durante cinco minutos. No tiene que estar hecha del todo, bastará con que coja un poco de color. El queso mozzarela tienes que laminarlo también.
Precaliente el horno a 220ºC para que se vaya calendando mientras rellenas la pizza.
Ahora cubre la mitad de la masa de pizza con el tomate y pon en esa parte los champiñones, la carne picada que has cocinado previamente, el queso y el huevo. A la hora de echar este último tienes que asegurarte de que cae en medio para que no se salga. Pon por encima el orégano.
Ahora que ya tienes el relleno listo, cierra la pizza. Todo lo que tienes que hacer es coger la masa que no tiene ingredientes y ponerla sobre el otro lado, sella con tus dedos. Si quieres puedes poner un poco de agua para que se fije bien. Después introduce la pizza en el horno.
Cuando hayan pasado veinte minutos, estará lista. Sácala del horno, deja que se enfríe un poco y ya la puedes servir. ¡Seguro que te encanta!
