Tras pelar la cebolla bien, la vas a lavar bajo el agua del grifo, y la troceas. Gracias a que la lavas con agua, su efecto lacrimógeno se reduce y no te afectará tanto. Lo mejor es cortarla en rodajas juliana que no sean demasiado gruesas, salvo que prefieras de otra forma.
Pon ya el horno en marcha a 180º C para que vaya cogiendo temperatura.
Vierte el aceite en una bandeja que sea apta para hornos y le agregas los trozos de cebolla. Cuando el horno haya cogido temperatura mete dentro por unos 10 minutos. De vez en cuando abre el horno para remover.
Pasados los 10 minutos agrega el azúcar, que puede ser blanco o moreno como prefieras, y la copa de vino blanco. Mete dentro de nuevo para que se haga por unos 6 minutos.
Deja varios minutos más dentro del horno, estando apagado, para que la cebolla termine de hacerse.