Vamos a empezar preparando las verduras. Lava la zanahoria, pélala y rállala. Corta el resto de verduras en trocitos muy pequeños, excepto el calabacín que tienes que cortarlo a rodajas.
Pon en una sartén un poquito de aceite con todas las verduras a fuego medio, excepto la zanahoria y el calabacín. Agrega una pizca de sal.
Cuando las verduras estén casi hechas, apaga el fuego y déjalas reposando en un bol. Pon en esa misma sartén las rodajas de calabacín y añade un poquito más de aceite si ésta se ha quedado seca. Apártalas cuando hayan cogido algo de color.
Extiende la masa quebrada sobre la encimera y estírala bien. Puedes utilizar un rodillo de cocina o hacerlo con tus propias manos, como prefieras. Pon el horno a precalentar a 180ºC para que vaya cogiendo temperatura y mientras pon en un molde de horno papel vegetal y extiende encima la masa bien estirada.
Pon en una olla el vaso de leche de soja, la harina y el aceite a fuego a potencia baja durante unos 15-20 minutos. Remuévelo sin parar para asegurarte de que todos los ingredientes se mezclan bien.
Añade una pica de nuez moscada y de sal cuando empiece a esperarse el contenido de la olla. Sigue removiendo y añade las verduras dentro de la olla, excepto la zanahoria y el calabacín.
Reparte en el molde las rodajas de calabacín mientras termina de espesarse la bechamel. Cuando este lista, échala encima del calabacín y, por último, añade la zanahoria.
Mete la fuente al horno y espera unos treinta minutos. Saca tu quiche del horno cuando esté dorada.