Lo que caracteriza al verdadero guacamole mexicano es su sencillez e intensidad: se elabora con pocos ingredientes, todos maduros y de calidad, y tiene un toque picante imposible de ignorar. Si no soportas el picante puedes obviar este ingrediente y preparar un guacamole apto para todos los públicos.
Elaborarlo es muy fácil, comienza pelando y cortando la media cebolla en cubos lo más pequeños posibles. Reserva y haz lo mismo con el tomate, los dados deben ser lo más pequeños que puedas.
Pica también algunas hojas de cilantro fresco, aunque en esta receta recomendamos añadir una cucharada, puedes agregar más si lo deseas ¡a nosotros nos encanta su sabor!
Abre los dos aguacates por la mitad, retira el hueso y con la ayuda de una cuchara saca toda la carne colocándola en un recipiente. Para un buen guacamole es importante que los aguacates estén maduros pero nunca pasados, ya que dañarían su sabor.
Con la ayuda de un mortero de madera o de un tenedor de plástico o cuchara de madera, tritura un poco el aguacate. Evita usar elementos metálicos para no acelerar la oxidación de este fruto, que rápidamente se pone oscuro.
Luego vierte sobre el aguacate el zumo de la lima, añade el cilantro, la cebolla y el tomate que has picado previamente y agrega un buen toque de sal.
Por último pica el chile serrano o el jalapeño en conserva en trozos muy pequeños. Se recomienda añadir solo media cucharadita de picante antes de probarlo, pues si te pasas puede quedar demasiado intenso. Lava bien tus manos después de cortarlo ya que si luego tocas tus ojos sufrirás de un gran ardor ¡sé precavido!
Remueve todos los ingredientes con la ayuda de una cuchara de madera hasta que queden bien repartidos. Prueba y si es necesario añade un poco más de sal o picante.
¡Tu guacamole mexicano está listo! Así de fácil resulta elaborar esta receta, por lo que en pocos minutos podrás disfrutar de una salsa tradicional que resulta deliciosa.