Trocea el cordero y ponle sal. Los trozos deben ser mas bien pequeños.
En una cazuela con un chorro de aceite de oliva, fríe los dientes de ajo enteros y cuando estén listos resérvalos.
Ahora vierte los trozos de cordero en la cazuela y el hígado también. Deja que doren ambas cosas a fuego alto sin dejar de remover.
Una vez está dorado, saca el hígado y resérvalo también.
Vierte hora la cebolla picada y una hoja de laurel. Cuando la cebolla esté dorada, baja el fuego al mínimo y agregas una cucharadita de pimentón. Tienes que removerlo para que no queme.
Añade a continuación el vino y dejamos que reduzca. Ves removiendo.
Después echamos la harina y lo rehogamos todo. Una vez listo, añadiremos el caldo de carne. También puedes sustituir el caldo por agua si lo prefieres.
Una vez viertas el caldo, mantén a fuego lento unos tres cuartos de ahora aproximadamente. Mientrastanto, prepararemos una picada.
Para prepararla, echa en el mortero los dientes de ajo que doramos al principio, junto con unos granos de pimienta y un chorrito pequeño de aceite.
Después añade también el hígado al mortero y continúa machacando hasta que consigas una pasta fina.
Añade la pasta a la cazuela en el momento en el que la carne esté ya tierna y el perejil picado. Si está muy espesa en el mortero añádele un poquito de agua caliente para desprenderla de las paredes.
Mantén a fuego lento unos diez minutos más y la caldereta extremeña estará lista para servirse. ¡Qué aproveche!