Para empezar, pon el arroz blanco en un colador y pásala por el grifo unos minutos, para que suelten el exceso de almidón que contienen.
Llena una cacerola con agua, más o menos por la mitad, y echa el arroz (recuerda, lo equivalente a tres tazas). Añade un poco de aceite de oliva, una cucharadita de sal y deja que se haga por un cuarto de hora a potencia medio-suave, para que se hagan bien.
Mientras puedes ir limpiando los puerros y cortarlos en trozos muy finos, o pasarlos por la trituradora para que te haga el trabajo.
Pon una sartén al fuego, con un buen chorro de aceite y empieza a freírlos para que se vayan dorando por unos minutos.
Como el arroz ya debe de estar listo, cuélalo y escúrrelo bien. Entonces agrégalo a la sartén con los puerros y un poco más de sal. Remueve un poco y agrega la salsa de soja a tu gusto.
Remueve y deja que se haga por unos 3 o 4 minutos, hasta que la salsa se haya fundido con los ingredientes.