Lo primero de todo es hacer las albóndigas, para lo cuál vas a salpimentar a tu gusto personal la carne y amasas con las manos.
Luego le agregas una buena cantidad de pan rallado y vuelve a masar usando las manos. Otra opción es pan duro lo remojes en huevo y lo mezcles con la carne, formando una masa un poco más manejable.
A continuación vas a empezar a ir cogiendo porciones de la carne e ir dándole la forma de las albóndigas y las dejas reposar en la nevera por un par de horas para que se vuelvan un poco más consistentes.
Cuando quede poco para que pasen las dos horas de reposo de las albóndigas, empieza a ir preparando la sopa de cebolla.
Para ello vas a pelar las cebollas que uses y las lavas bajo el agua del grifo, para que así no te lloren tanto los ojos, y la troceas en tiras no demasiado gruesas.
Pon en una cacerola un buen chorrito de aceite de oliva a calentar y ve pochando la cebolla.
Cuando hayas pelado y picado los dientes de ajo también los echas, remueve muy bien para pochar ambos ingredientes bien.
Al estar cogiendo la cebolla un tonito dorado le agregas las albondigas y las pochas un poco, removiéndolas con cuidado para que no se rompan.
Vierte el caldo de verduras y cuece todo por un cuarto de hora más o menos.
A la mitad de tiempo salimpienta a tu gusto el caldo.
