Coloca el solomillo sobre una tabla de cocina y con la ayuda de un cuchillo bien afilado, córtalo en medallones de aproximadamente un centímetro de grosor. Añádeles sal y pimienta negra molida a tu gusto por ambos lados.
A continuación pela la cebolla y los tres dientes de ajo y pícalos muy pequeñitos . Resérvalos de momento.
Vierte un chorrito de aceite de oliva en una sartén y ponlo a fuego medio. Cuando esté bien caliente, incorpora los medallones y dóralos ligeramente por los dos lados. Se trata de marcarlos simplemente, así que en cuanto estén ligeramente tostados, sácalos y resérvalos, sin apagar el fuego.
Aprovecha la misma sartén para añadir un poco más de aceite y dorar los ajos en ella. Cuando comiencen a tostarse, incorpora la cebolla y espera a que esté bien pochadita. Remueve de vez en cuando para que no se quemen las verduras.
Vierte el vino de Oporto en la sartén, y sube el fuego al máximo. Espera a que se evapore el alcohol y añade los medallones de solomillo. Baja el fuego al medio otra vez, y espera a que la salsa se reduzca. Remueve de vez en cuando la cebolla y los ajos, para que no se peguen ni se quemen.
Una vez haya reducido la salsa, comprueba si los medallones también están ya en su punto, y en ese caso ya puedes apagar el fuego y apartar la sartén.
Ya puedes servir este exquisito solomillo al Oporto en platos y comenzar a disfrutar de su exquisito sabor. Prepara un buen trozo de pan porque no vas a dejar ni rastro en el plato, ¡este solomillo está para chuparse los dedos! Corre a comprobarlo por ti mismo, ¡que aproveche!