Ingredientes
Preparación de las sardinas con tomate
- Para empezar, debes asegurarte de que las sardinas están limpias. Si las compras frescas puedes pedir que te las limpien y destripen. Si, por el contrario, son enlatadas, tendrás que hacerlo con tus propias manos.
- Ahora que ya tienes las sardinas limpias, es hora de preparar la salsa. Para comenzar, pela la cebolla y lávala con agua, de esta forma reducirás bastante su efecto lacrimógeno.
- Córtala en trozos muy pequeños con un cuchillo afilado o pásala por la picadora. Por otro lado, pela los dos dientes de ajo y pícalos.
- Pon el aceite a calentar en una olla pequeña y añade la cebolla. Cuando veas que empieza a volverse transparente, añade los dientes de ajo. Déjalo a fuego lento durante cerca de cinco minutos hasta que tenga un tono dorado. Muévelo para asegurarte de que se hace igual por todos los lados.
- Mientras, coge los cinco tomates y pélalos con cuidado. Una vez que les hayas quitado la piel, córtalos a láminas y tritúralos a máxima potencia.
- Cuando el tomate esté listo, échalo en la olla junto con la cebolla y los ajos. Ponlo a fuego medio durante unos cinco minutos y remuévelo todo con una cuchara de madera hasta asegurarte que está bien mezclado.
- A continuación, añade la cucharada de harina y continúa removiendo hasta que la salsa se haga un poco más espesa. Echa la sal y mézclalo todo en la olla durante unos cinco minutos a fuego medio.
- Por otro lado, pon a calentar aceite de oliva en una sartén a potencia media. Mientras esperas a que esté a la temperatura adecuada, sazona las sardinas a tu gusto. Pon la harina en un plato y rebózalas una por una.
- Cuando el aceite de la sartén esté caliente, fríe las sardinas durante unos cinco minutos cada una. Cámbialas de posición para asegurarte de que se hacen por todos los lados.
- Cuando veas que cogen un color dorado, ponlas en una fuente. Vierte la salsa con tomate que has preparado sobre ellas y, si no vas a servirlas de inmediato puedes dejarlas reposar pero tápalas para que no pierdan el calor.
- Tus sardinas con tomate ya están listas para comer. ¡Un entrante crujiente y delicioso!