Lava bien las espinacas y llena una olla grande con agua para hervirlas. Echa también una pizca de sal y de aceite de oliva a la olla y, cuando el agua rompa a hervir, tendrás que integrar las espinacas. Una vez que estén tiernas, apaga el fuego, cuélalas y escúrrelas muy bien. Reserva.
Vierte ahora otro poco de aceite de oliva en una sartén y sofríe en él los ajos tiernos. Incorpora las espinacas y continúa sofriendo hasta que estos ingredientes estén completamente hechos, con ocho minutos será suficiente. Añade sal y pimienta negra molida.
Pon a precalentar el horno a 180ºC y tuesta los piñones durante dos minutos en una sartén. Mientras tanto, pon una olla pequeña con agua a hervir y echa dentro un huevo. Déjalo quince minutos y, si los piñones ya están, pásalos a un bol.
Incorpora en el mismo recipiente de los piñones las espinacas y los ajos tiernos y, si el huevo ya está listo, pélalo, córtalo y ponlo también en el bol. Tienes que esperar a que esta mezcla esté completamente fría.
Abre el paquete de obleas y extiéndelas sobre la encimera. Córtalas en círculos y distribuye una cucharada de relleno sobre un lateral de cada masa, dejando libre parte del borde para cerrarla bien. Cierra la empanadilla cubriendo el relleno con el lateral libre y sella los bordes con ayuda de un tenedor.
Coloca las empanadillas en la bandeja del horno sobre una base de papel de aluminio o papel vegetal. Bate el huevo crudo y ve pintando las empanadillas por las dos caras. Si quieres que queden aún más brillantes y doradas, píntalas solo con la yema.
Pasa la bandeja al horno y deja que se vayan haciendo las empanadillas hasta que la masa exterior esté completamente hecha, lo cual solo les llevará diez minutos. Esperamos que te haya gustado esta receta y ahora, ¡a saborear tus empanadillas de espinacas!