Comienza separando las yemas de las claras en dos cuencos diferentes. Con 150 gr. de azúcar bate las yemas de los huevos hasta conseguir una mezcla blanquecina con un poco de espuma, mientras que los 50 gr. de azúcar restante los usas para batir las claras y llevarlas a lo que se conoce como punto de nieve.
Tamiza la harina en un cuenco aparte y le haces un agujero en el centro en el que viertes la levadura y la canela. Remueve con ayuda de una cuchara para mezclarlo todo en una sola mezcla.
Pon el horno en marcha, a 180º C, para que vaya cogiendo temperatura. Pela la zanahoria, lávala un poco bajo el agua del grifo para limpiarla y rállala en trozos pequeños que echas a la mezcla del huevo, junto con el aceite. Remueve bien para integrar los nuevos ingredientes a la mezcla.
Ahora esta mezcla debes pasarla a la de la yema con el azúcar, removiendo con suavidad, para que el punto de nieve no se rompa, y se forme una mezcla homogénea única.
Es el momento de verter la mezcla de harina con levadura y canela, con sumo cuidado, sin dejar de remover con una batidora de brazo o unas varillas eléctricas. Como resultado obtendrás una especie de crema.
Unta un molde con un poco de mantequilla o de aceite de oliva y vierte la mezcla que has preparado, esparciéndola bien por todo el molde. Comprueba que el punto de canela esté a tu gusto. Si no es así, esparce un poco más. Mete al horno por unos 40 minutos, con un programa que caliente por arriba y por abajo.
Cuando queden unos 10 minutos para que se complete el programa, ve pinchando el pastel de zanahoria para comprobar que se hace bien por dentro. Una vez el pincho salga limpio, sácalo del horno y espolvorea, si quieres que esté mucho más rico, canela por encima del pastel.
Déjalo reposar 5 minutos en el molde a temperatura ambiente. ¡Y el pastel de zanahoria y canela está listo para servir!
