Hacerlo es bien fácil, primero bate 4 huevos con el azúcar, la mantequilla un poco blanda, 1 cucharada de vainilla y la piel rallada del limón. Unifica todos los ingredientes en una especie de crema blanca.
Ve vertiendo ahora la harina poco a poco, mientras sigues batiendo y se va formando lo que será una masa homogénea, que cada vez costará más de remover porque se volverá más consistente. Entonces mete a la nevera para que repose por una hora.
Mientras, el dulce de arándanos lo mezclas bien con la copa de vino dulce, hasta que quede bien combinado.
Saca la masa de la nevera y programa ya el horno para que se vaya precalentando a 180º C.
Enharina la superficie donde vayas a trabajar la masa y empieza a extenderla con el rodillo. Trocea un tercio que vas a utilizar para después, mientras que el otro tercio lo colocarás en el molde o tartera que vayas a meter en el horno. Te recomendamos engrasar el molde con mantequilla o un poco de aceite, para que así la pasta no se pegue.
Rellena con el dulce de arándanos que has preparado. Ahora corta el tercio que has apartado con un cuchillo en tiras, con las que recubrirás la pasta.
Bate el huevo que te ha sobrado y repinta la superficie del la masa. Y al horno por 35 minutos.