Pela los dientes de ajo y los picas con un cuchillo en trocitos bien pequeños que echas en el mortero.
Las ramas de perejil las lavas bajo el agua del grifo y les quitas las partes duras. Las partes que vas a utilizar las echas dentro del mortero.
Comienza a machacar bien los dientes de ajo y el perejil, hasta lograr una especie de pasta homogénea. Entonces echa 1 vaso de aceite de oliva y comienza a remover a toda velocidad con una cucharita.
Salpimienta a tu gusto y vuelve a remover bien. De no ir a usarla para la comida inmediatamente, te recomendamos guardarla en un tarro hermético dentro de la nevera, para que repose.