En una cacerola, a potencia media, vamos a poner a hervir el caldo de pollo. Cuando empiece a hervir, agregamos un poco de sal y azafrán al gusto. Podéis agregar otra pastilla de pollo para que tenga un sabor más fuerte.
Procedemos a pelar y lavar bien las cebollas, para que no nos lloren los ojos, y la troceamos en trocitos pequeños. O si lo preferís usad cebolla congelada que ya viene troceada. Seguimos con la cabeza de ajo, de la cual vamos a sacar los dientes de ajo que también cortamos en trocitos pequeños. Ambas cosas las ponemos a freír en una sartén con un buen chorro de aceite, a potencia media. Remover de vez en cuando.
Seguimos con el pollo, que hay que deshuesarlo. Si no lo queréis hacer vosotros, cuando lo compréis pedírselo al carnicero. Lo lavamos bien para quitarle las posibles plumas que hayan podido quedar pegadas y lo escurrimos. Cuando la cebolla este dorada, agregamos el pollo y dejaremos que se vaya haciendo, hasta que esté bien dorado. En el momento que veáis que empiece a coger color, esparcir por la sartén una cucharada de pimentó dulce y remover, para que se mezcle en todos los ingredientes.
Es el turno de las judías verdes, que también troceamos y agregamos a la sartén.
En el momento que veamos que, tras darle varias vueltas al pollo, está bien dorado por ambos lados, echamos el arroz, para que se vaya sofriendo y cogiendo el sabor con este. Por unos 10 minutos.
Ponemos en marcha el horno, a 200º C para tenerlo listo cuando el arroz esté en su punto.
Cogemos una bandeja que sirva para hornos, echamos todo lo que tenemos en la sartén, asegurándonos que quede bien esparcido. Vamos vertiendo el caldo de pollo, hasta que más o menos cubra un poco el arroz y al horno por un cuarto de hora.
Revisarlo de vez en cuando y si veis que se va quedando sin caldo agregad más.
