Lo primero de todo va a ser desalar el bacalao, para lo cuál lo vas a tener que poner en un recipiente con bastante agua y cambiarla cada dos horas unas dos o tres veces para que suelte toda la sal. Aunque el pescadero os diga que ya lo está, lo mejor es que lo hagáis por si acaso.
Al estar ya desalado, ya lo puedes desmigar en trocitos pequeños, con las manos te será muy sencillo de hacer pues la carne del bacalao es muy suave.
Quítale los bordes al pan de molde y lo desmenuzas. Después ponlo en un cuenco con la leche para que se ponga bien blando.
Pela y pica el ajo en trocitos pequeños y haz lo mismo con la cebolla y el pimiento verde. Pícalo todo bien pequeñito. Pon una olla la fuego con aceite de oliva y pocha las verduras con una pizca de sal. Baja el fuego a intensidad media/baja y deja que se hagan durante unos 10 minutos.
Después agrega la miga de bacalao, mezcla bien y déjalo cocinar unos 5 minutos más.
Pasa toda la mezcla a un bol y añádele el pan bien escurrido. Remueve bien y empieza a coger porciones a las que le vas dando la forma de las albóndigas.
Una ves tengas todas las albóndigas hechas pon la harina en un plato y una sartén con aceite en el fuego. Empieza a enharinar las albóndigas y pásalas a la sartén cuando el aceite esté caliente para freírlas.
Cuando las albóndigas estén doradas por todos los lados, sácalas y las pones en un plato con papel absorbente donde va a reposar un poco para soltar el exceso de aceite.
Pasados unos minutos tus albóndigas de bacalao están listas para comer. Puedes acompañarlas de una rica salsa de tomate o un poco de arroz. ¡Que las disfrutes!
