Preparación de las alcachofas rebozadas con cerveza
Empieza dejando las alcachofas bien limpias. Para ello debes quitarles las hojas exteriores, que suelen estar bastante duras, y partirlas por la mitad. Colócalas en un bol con agua y sal y asegúrate de que quedan totalmente cubiertas. Añade al agua el zumo del limón para que las alcachofas no se pongan oscuras.
Mientras se hidratan las alcachofas, puedes ir preparando el rebozado. Para ello tienes que verter la cerveza en un bol y añadir poco a poco la harina hasta que se forme una masa espesa. Añádele una pizca de sal y remuévelo todo bien.
Enjuaga las alcachofas y escúrrelas bien, puedes apretarlas un poco para que terminen de soltar todo el agua. Colócalas en el bol que contiene la masa y procura que se empapen bien de ella con cuidado de que no se rompan.
Espera un rato para que reposen las alcachofas y queden bien cubiertas con la masa que acabas de preparar. A continuación, vierte un poco de aceite de oliva en una sartén y ponlo a calentar a fuego medio. Fríe las alcachofas con el aceite bien caliente.
Las alcachofas las debes ir friendo en tandas pequeñas. Se trata de que se frían bien tanto por dentro como por fuera. Apártalas cuando estén en su punto lo cual solo les llevará, como mucho, quince minutos.
Según se vayan friendo, debes pasar las alcachofas a un plato con papel de cocina absorbente, de esta forma perderán el exceso de grasa y quedarán especialmente ricas y crujientes. ¡Pruébalas en cuanto se enfríen y disfruta de su sabor!
