Empieza pelando los dientes de ajo para, a continuación, cortarlos en láminas. Vierte el aceite de oliva en una sartén y caliéntalo a fuego medio-bajo.
Una vez que el aceite esté bien caliente, incorpora los dientes de ajo y sofríelos hasta que se doren ligeramente. Procura que no se tuesten en exceso, ya que le darían un toque amargo a la sopa. Mientras esperas, corta el pan. Cuando los ajos estén, resérvalos.
Ahora echa el caldo en una cazuela y ponlo a calentar. Añade el pan y, cuando los ajos estén ya un poco fríos, échalos también en esta cazuela con el caldo y el pan.
Pica el perejil e incorpóralo en la olla junto con la cucharada de pimentón y un poco de sal. Deja que cuezan todos los ingredientes juntos durante veinte minutos aproximadamente.
Pasado este tiempo, retira la cazuela del fuego y, si quieres que tu sopa no tenga grumos, bátelo todo. En Unareceta.com sin embargo preferimos servirlo así.
Para terminar, pasa el contenido de la olla a los platos y acompáñalos con una rama de tomillo. ¡Muy buen provecho a todos los comensales!
Consejo para que la sopa esté irresistible
Te recomendamos que utilices pan de pueblo o de campo, ya que al ser más duro, le da una mayor consistencia. Este pan es el mejor para cocinar cualquier tipo de sopa.