Como hay que abrir las almejas, las ponemos en remojo en un cuenco con agua y sal. El rodaballo lo limpiamos bien con agua fría y luego lo escurrimos. Lo salamos al gusto y en un plato lo metemos en la nevera.
Pasamos a pelar las patatas y la cebolla. Limpiamos bien ambas en agua fría, sobre todo la cebolla para que los ojos no nos lloren tanto, y todo lo pelamos en rodajas no demasiado gruesas. En una sartén con bastante aceite lo freímos todo, hasta que estén bien dorados.
Encendemos el horno ya a 180º C para tenerlo listo.
Cogemos una bandeja que sirva para hornear, repartimos todo lo que hay en la sartén por la bandeja y colocamos el rodaballo encima. Echamos un chorrito de aceite y un poco de sal, los dos dientes de ajo enteros. El limón vamos a trocearlo en rodajas también y lo repartimos por la bandeja. Por último, bañamos todo con un vaso de vino.
Lo metemos en el horno, programado para una hora.
Cuando haya pasado media hora, sacamos la bandeja y esparcimos las almejas, que ya estarán abiertas. También aprovechamos para dar la vuelta al rodaballo y así se hará mejor por ambas partes.