Antes de nada, el bacalao tiene que estar desalado. Así que si no lo has comprado así, pon los filetes en remojo en un cuenco por dos días, cambiando el agua cada cuatro, para que así suelte toda la sal. También, unas horas antes de ponerte a cocinar el plato, pon los pimientos choriceros en remojo, abiertos y habiéndole quitado las semillas.
Saca el bacalao del agua y escúrrelo bien. Córtalo en trozos de buen tamaño que sean fáciles de repartir entre varios. Pon harina en un plato y enharina los trozos de bacalao.
Pon un perol con aceite de oliva en el fuego y fríe los trozos de bacalao, hasta que los veas más o menos hechos. Déjalos reposar en un plato con papel absorbente para que suelten el exceso de aceite.
En el mismo perol vas a freír los dientes de ajo y la cebolla muy bien troceaditos. Cuando empiecen a dorarse, agrega la cantidad de perejil picado que consideres oportuna para que esté a tu gusto.
Ahora escurre los pimientos choriceros y añádelos al perol. Deja que todo se sofría hasta que esté bien dorado y blando.
Con la mezcla hecha, mete todo en el vaso de la batidora y empieza a batir, hasta formar una salsa homogénea, la cual será la salsa vizcaína.
Echa esta mezcla al perol de nuevo y recubre con dos vasos de agua. Remueve un poco y agrega los pedazos de bacalao. Salpimienta a tu gusto y deja que se haga todo a fuego lento por un cuarto de hora.
Ve pelando y lavando las patatas bien bajo el agua del grifo. Luego las cortas en rodajas y las colocas en una fuente para hornos, untada en aceite, bien repartidas. Echa también todo lo que has preparado en el perol y mete al horno a 180º C por otro cuarto de hora.