En primer lugar, vamos a dejar los champiñones completamente limpios. Para ello, ponlos a remojo y, en cuanto estén limpios, córtales los troncos y lamínalos. Ten en cuenta que todos tienen que tener aproximadamente el mismo grosor.
Coge ahora la cebolla y lávala, pélala y córtala tan pequeña como puedas. Haz lo mismo con los ajos y ponlo todo en una sartén con un poco de aceite con el fuego a potencia media-baja.
Cuando ambos ingredientes comiencen a pocharse, añade los champiñones y dales un par de vueltas.
Ahora añade la leche y la harina y mueve todo el rato para evitar que se hagan grumos. Incorpora la sal y la pimienta al gusto y deja que cuezan todos los ingredientes durante unos 25 minutos, hasta que la salsa se reduzca.
Cuando haya pasado este tiempo, echa la nata para cocinar y remueve de nuevo. Después de cinco minutos, tu salsa estará lista. ¿Has seguido todos los pasos? ¡Pues ya verás lo rica que te ha quedado!