Pon a precalentar el horno a 230ºC. Mientras se calienta, ve preparando los solomillos de pavo. Para ello, haz un corte a lo largo de cada solomillo, sin cortarlo del todo sino abriéndolo como si fuera un libro.
Añade sal y pimienta negra molida a los solomillos y pon una loncha de jamón serrano sobre cada uno y la cantidad de queso rallado que admita. Enróllalos y átalos con hilo de cocina. Salpiméntalos también por fuera.
Forra una bandeja de horno con papel de aluminio y coloca los solomillos de pavo encima. Vierte un poco de aceite de oliva sobre ellos y coloca alrededor la cebolla cortada en juliana. Pasa la bandeja al horno y asa los solomillos durante veinte minutos aproximadamente.
Una vez transcurrido este tiempo, saca la bandeja del horno y da la vuelta a los solomillos. Saca la cebolla y resérvala. Añade el vino fino y pasa la bandeja de nuevo al horno. Riega de vez en cuando los solomillos con el líquido de la bandeja y cuenta otros veinte minutos. Aprovecha este tiempo para ir preparando la salsa.
Para ello, debes poner la cebolla en una olla con un poco de aceite de oliva. Incorpora la zanahoria cortada en rodajas finitas y el ajo en láminas. Dóralo todo durante cinco minutos.
Cuando la zanahoria esté tierna, añade el pimiento cortado en trozos pequeños. Añade las avellanas picadas en trocitos. Disuelve la harina con un poco de agua y viértela sobre las verduras. Remueve para que se mezclen todos los ingredientes y deja que cuezan unos diez minutos más.
Saca el líquido que contiene la bandeja del horno y añádelo a la sartén. Remueve, apaga el fuego y tritura todos los ingredientes con ayuda de la batidora eléctrica.
Pasado el tiempo de cocción de los solomillos, ya puedes apartarlos para, una vez que se enfríen un poquito, cortar en medallones la carne y servirla acompañada de la salsa que acabas de preparar. Combínalo con un poco de verdura y verás. ¡Que disfrutes mucho de este exquisito plato!