Antes de empezar tienes que preparar el glaseado: Mezcla en una licuadora el caldo de pollo, los ajos pelados, la cebolla, el aceite de oliva, el vinagre, la miel, la sal y todas las especias. Reserva.
Lava el pavo por dentro y por fuera con agua fría. Sécalo con papel de cocina y despega la piel con mucho cuidado. Mételo dentro de una bolsa plástica que puedas cerrar y colócalo sobre una bandeja.
Báñalo con el glaseado y cierra la bolsa. Lleva al frigorífico de un día para otro para que se marine y agítalo de vez en cuando. Al día siguiente sácalo de la bolsa y acuéstalo sobre un molde refractario.
Introduce la mantequilla debajo de la piel, para que no se reseque con el calor, dobla las alas hacia abajo y ata las patas.
Reserva una taza del glaseado para la salsa y el resto viértelo sobre el pavo. Cubre con papel aluminio y llévalo al horno precalentado a 200°C por 30 minutos.
Luego baja la temperatura a 170°C y cocina por 3 horas. Cada 20 minutos sácalo y báñalo con su propio jugo.
Destápalo a las dos horas de cocción para que tenga una hora para dorarse. Cuando esté listo retira del horno y deja reposar por media hora.
Para hacer la salsa, agrega en una olla el glaseado que reservaste, el agua y el jugo en el que se cocinó el pavo.
Lleva al fuego, disuelve aparte la maicena en 3 cucharadas de agua fría e incorpórala. Cocina a fuego lento hasta que espese. Salpimienta de ser necesario.
Cuela tu salsa después de retirarla del fuego, rebana tu pavo glaseado con miel y aderézalo con ella al servir. ¡Qué lo disfrutes!