Preparación de los calamares rebozados con harina de garbanzos
Aunque te parezca que las anillas de calamar vienen ya limpias de la pescadería, asegúrate de que queden sin resto o impureza alguna. Para ello basta con que las enjuagues bajo el agua del grifo, tras lo cual debes ponerlas en una escurridera para que se terminen de secar.
Añádeles pimienta negra molida y sal a tu gusto. Si puedes esperar media horita mejor, para que los calamares absorban bien la sal.
Pasado este tiempo, echa bastante aceite de oliva en una sartén, y caliéntalo a fuego fuerte. Pon la harina de garbanzos en un plato, y cuando el aceite esté bien caliente, ve secando los calamares con un trapo de cocina, y los rebozas por tandas en la harina para freírlas a continuación.
Es muy importante que las anillas no se solapen ni se rocen en la sartén, quedando una ligera separación entre ellas. Si se juntan, el rebozado se agrieta, y no quedan igual de crujientes ni bonitas para su presentación. Así que fríelas en cuantas tandas sea necesario para que el plato quede perfecto.
Según veas que el rebozado está doradito, saca las anillas con ayuda de una espumadera, y pásalas a una fuente con papel de cocina absorbente. Así quedarás menos grasientas, y por lo tanto más ricas y crujientes.
Si quieres que el plato quede mejor presentado, corta un limón en rodajas y colócalas alrededor de la fuente. Además, si te gusta el limón, así podrás luego exprimirlo y verterlo por encima de los calamares para que todavía estén más ricos.
¡Esto es todo! Ya están listos para saborear estos exquisitos calamares rebozados con harina de garbanzos. Seguro que estás deseando probarlos ya, porque nada más verlos se hace la boca agua. Así que no esperes más, y date prisa para tomarlos ahora, que aún no se han enfriado y están súper crujientes. ¡Verás qué ricos están!