Ponemos los cuatro huevos a endurecerse en un cazo lleno por la mitad con agua. Añadimos también un poco de sal y aceite de oliva. Lo tendremos por un cuarto de hora. Cuando estén listos, los dejaremos enfriar.
Vamos a por el relleno: pelamos y troceamos bien la cebolla. Recomendamos remojarla un poco antes de cortarla, para que de ese modo no nos lloren tanto los ojos. Ponemos una sartén con un poco de aceite a calentar y echamos los trozos. Podéis utilizar congelada si lo preferís. Cuando empiece a estar dorada, echad las dos latas de atún, sin quitarles el aceite. Removerlo todo bien y dejar por unos minutos. Luego echad unas cucharadas de tomate frito o triturado, a vuestro gusto y remover todo. También podéis coger un tomate y triturarlo vosotros mismos para que sea más natural. Dejarlo freír todo por 5 minutos y apartar del fuego.
Ponemos el horno a 160º C para que se vaya precalentando.
Los huevos ya estarán fríos y duros, así que les quitamos las cáscaras para cortarlos a lo largo, justo por la mitad. Con una cucharita vamos a quitarles las yemas. Tres de ellas añadirlas a la sartén en la que hemos preparado el relleno, que aún estará caliente, y mezclarlo todo bien. La cuarta yema la reservamos para luego.
Ya vacíos, con una cuchara vamos rellenando el hueco de las yemas, repartiendo bien las raciones por los distintos huevos. Ahora solo falta poner la bechamel al gusto de cada uno, por encima del relleno.
Esparcimos la yema sobrante por encima de los huevos y, como paso final, metemos los huevos en el horno para que se horneen por 10 minutos. Sacarlos cuando empiecen a dorarse.