Lava ligeramente las pechugas de pollo bajo el agua del grifo y escúrrelas bien. Extiéndelas sobre una tabla de cocina, y con ayuda de un cuchillo que esté bien afilado, córtalas en trozos. Añádeles sal y pimienta negra molida a tu gusto.
Pon a calentar un fondo de aceite de oliva a fuego fuerte en una sartén y sofríe el pollo hasta que esté bien dorado. Procura no amontonar el pollo en la sartén, ya que no se sofreirá sino que más bien se cocerá. En su lugar, fríelo en varias veces.
Una vez esté hecho el pollo, apártalo a un plato con papel de cocina absorbente, para que pierda la grasa sobrante y quede más rico. Reserva esta sartén con el aceite. Vierte un chorrito pequeño de aceite de oliva en otra sartén, y saltea las setas. Resérvalas también.
Pela los dientes de ajo, y pícalos muy finitos. Vuelve a poner en el fuego la sartén en la que hiciste el pollo, y sofríe aquí el ajo hasta que se tueste un poquito. Añade medio vaso de cerveza, y deja que cueza aproximadamente un minuto, hasta que el alcohol se evapore.
Incorpora el pollo en la sartén de nuevo, con un poquito de tomillo, sal y pimienta negra molida. Deja que cueza unos cinco minutos a fuego lento, hasta que esté completamente hecho. Finalmente, añade también las setas a la sartén.
Ya puedes apagar el fuego, apartar y servir este exquisito pollo guisado con setas. ¡Verás lo riquísimo y jugoso que te ha quedado con esta receta! No esperes más, y corre a degustarlo para comprobarlo por ti mismo. ¡Que lo disfrutes!
