Vamos a empezar pelando y lavando un poco las cebollas (de este modo no nos llorarán tanto los ojos). La cortamos en rodajas y después en trocitos pequeños. Otra opción es pasarla por la trituradora por un par de segundos, para que no se quede muy pastosa. Una vez lista, ponemos un poco de aceite en una sartén a calentar y la echamos dentro.
Mientras se dora, nos ocuparemos del resto de verduras: la berenjena la lavamos y cortamos en trocitos muy pequeños. En el caso del calabacín, si habéis comprado uno muy grande, es mejor cortarlo justo por la mitad, para así poder pelarlo y cortarlo en cuadraditos más fácilmente. En el caso de los pimientos, los vamos a cortar en tiras a lo largo. Luego dichas tiras las cortamos en otras tiras más pequeñas. Por último, le quitamos la piel a los dientes de ajo y los pelamos bien. Por supuesto, lavar todos los ingredientes antes de cortarlos.
La cebolla ya debería estar dorada y transparente, así que id añadiendo con sumo cuidado el resto de ingredientes. Echad un poco de sal y removerlo todo bien.
En el caso de que el tomate no lo hayáis comprado ya triturado, es el momento de prepararlo. Simplemente trocear los tomates y meterlos en la trituradora. Os llevará cosa de dos minutos.
Añadid entonces el tomate a la mezcla de verduras, antes de que se pochen demasiado, y mezclarlo todo bien. Lo tendremos cociéndose todo por media hora a potencia media. Cuando lleve la mitad del tiempo, añadid un poco de tomillo, romero y pimienta al gusto.
Una vez esté listo, nos ocuparemos del bacalao. Primero lo lavamos en agua fría y escurrimos, para que no gotee. Lo ponemos en otra sartén, con un poco de aceite, y lo freímos. Le añadimos un poco de pimienta y vamos dándole la vuelta hasta que esté bien dorado a nuestro gusto.
