Comienza envolviendo cada uno de los lomos de bacalao en papel film, para luego colocarlos en el congelador durante al menos 1 hora. Este paso es imprescindible pues ayudará a que los lomos estén más firmes y sean más fáciles de laminar.
10 minutos antes de sacar el bacalao del congelador, ralla los 250 gramos de tomates para sacar la mayor cantidad de pulpa y zumo de ellos. Luego cuela la mezcla para eliminar las semillas y piel que haya podido quedar.
Mezcla el tomate con una generosa cantidad de aceite de oliva, una pizca de sal y el zumo de medio limón. Remueve bien hasta tener una mezcla homogénea, que deberás colocar como base en tu plato.
Saca el bacalao del congelador, retira el papel film y, con la ayuda de un cuchillo muy afilado, corta los lomos en lonchas lo más finas posibles, que deberás ir reservando en un plato.
Para hacer que queden aún más delgadas, envuélvelas en un trozo de papel y film y aplástalas con la palma de tu mano ejerciendo un poco de peso sobre ellas.
Cuando estén todas tan finas como deseas, distribúyelas en el plato por encima de la base de tomate que has preparado. Después esparce por encima un poco de pimienta recién molida, aceite de oliva y las aceitunas deshuesadas ¡tu carpaccio de bacalao está listo!
Sírvelo con una buena cantidad de pan y con un poco de rúcula o lechuga para dedorar y disfruta de este rico y simple entrante.