Si compras el bacalao salado, recuerda que tienes que desalarlo con 36 horas de anticipación. Colócalo en un recipiente, cúbrelo con agua y refrigéralo tapado. Cámbiale el agua dos veces al día.
Una vez desalado, lávalo con agua fresca y después que se escurra, ponlo en una bandeja, rocíalo con un buen chorro de aceite de oliva y llévalo al horno precalentado a 200°C durante ocho minutos.
Luego sácalo, quítale la piel y desmígalo después que se enfríe. Retira con cuidado todas las espinas.
A continuación, pela la cebolla y córtala lo más pequeña que puedas, al igual que los ajos. Después, lava el pimiento y el puerro y trocea también del mismo tamaño.
Agrega tres cucharadas de aceite de oliva en la sartén y cuando se caliente pon a pochar la cebolla, los ajos, el puerro y el pimiento a fuego medio removiendo con frecuencia.
Cuando el guiso esté tierno, aparta del fuego.
Bate los huevos con una pizca de sal y cuando estén bien integrados agrega el perejil, la verdura pochada, el bacalao y mezcla.
A continuación, agrega un chorrito de aceite de oliva en una sartén y cuando esté bien caliente, vierte la preparación y cuece hasta obtener una tortilla jugosa y dorada. Dale la vuelta para que se haga por los dos lados. Evita pasarte de cocción para que no se seque.
Una vez lista tu tortilla de bacalao de sidrería, sírvela y decórala con las guindillas en vinagre entera en caso que te guste la comida con cierto picor. ¡Qué aproveche!