El secreto del lechón al horno boliviano es que se deja macerando durante 12 horas en una salsa marinara. Por lo tanto, la noche anterior deberás limpiar la carne quitando el cuero y los pelos en caso de que no hayas pedido que la limpien en la carnicería.
Luego frota el exterior del lechón con el zumo de limón. Coloca la pieza en una bandeja para hornear y con la ayuda de un cuchillo empieza a hacer orificios en las piernas, el cuerpo, los muslos y las articulaciones. Reserva.
Para hacer la salsa con que vas a marinar el cerdo empieza cortando el perejil y triturando los 14 ajos, luego agrega ambos ingredientes a un recipiente. Después vierte todas las especias, la sal, la pimienta, el vinagre y el aceite y mezcla para integrar.
Usa la mitad de la salsa para bañar el lechón procurando que el jugo entre por los orificios y frotándolo con las manos para que quede bien impregnado. Luego tapa la bandeja con papel aluminio y deja reposar 12 horas en la nevera. Reserva el resto de la salsa para el día siguiente.
Al día siguiente, saca el lechón de la nevera y con la ayuda de un cucharón recoge todo el jugo que haya soltado durante la noche y vuélvelo a verter dentro de los orificios que hiciste en la carne. Precalienta el horno a 180°C.
Mete el lechón al horno con el cuero hacia abajo. Deja cocer durante 1 hora a 180°C. Pasado el tiempo, dale la vuelta a la pieza, báñalo con el resto de la salsa para marinar y hornea durante 2 horas a 180°C.
Pasado el tiempo, saca tu lechón al horno boliviano y déjalo reposar durante 30 minutos antes de comerlo. Luego rebana la cantidad de trozos que vayas a servir y echa una abundante cantidad de jugo de la preparación por encima. ¡A comer!
