Iniciamos el proceso picando bien las ciruelas y los orejones, mezclándolos con las pasas en un cuenco. Echamos el coñac en el cuenco y lo dejamos macerando por unas cuantas horas. Aseguraos que el coñac cubre por completo la mezcla.
Procedemos a pelar en cuatro partes la cebolla, que la ponemos en el vaso de la thermomix. La programamos a velocidad 5 por unos 20 minutos para que nos la deje bien trituradita. Ya conseguido, con una cuchara quitamos los trozos que se han quedado por las paredes del vaso y añadimos el aceite. La programamos entonces a 100 grados. Velocidad 1 por unos 10 minutos, de este modo la cebolla se pochara.
Cuando esté lista, agregaremos el resto de ingredientes al mismo vaso: troceamos la manzana en daditos antes de echarla, así como la trufa y también echamos ya los piñones. Ahora la vamos a programar a la misma temperatura, pero esta vez a velocidad cuchara con giro hacia la izquierda. La tendremos unos 5 minutos más o menos.
Mientras iremos encendiendo el horno a 200º C para que esté calentito para el pollo.
Aseguraos de que el pollo esté deshuesado y limpio. Cuando lo compréis en la carnicería se lo podéis decir al carnicero que os lo dejé ya listo para cocinar.
Cuando la thermomix acabé, meter todo el relleno dentro del pollo, sin miedo. Una vez listo, podéis coser el agujero o atar las patas, impidiendo de esta forma que el relleno se salga cuando esté en el horno.
Colocamos el pollo en una bandeja, o fuente, que sea apta para hornos. Vamos a bañarlo con aceite, sal (y si queréis también pimienta y orégano) y por último lo bañamos con la mezcla que hemos macerando con las pasas, orejones y ciruelas.
Lo metemos al horno por una hora y media más o menos, bañándolo cada 30 minutos con el caldo que se genere en la bandeja.