Si el bacalao lo habéis comprado con sal, tened en cuenta que por tiene que estar desalado para esta receta, así que lo tenéis que poner en remojo por lo menos 24 horas antes de preparar esta receta. Cambiándole el agua cada 12 horas.
Si la salsa la compráis ya preparada, os ahorraréis un poco de trabajo, pero si queréis hacerla casera, es muy sencillo: necesitaréis unas 15 almendras y otras 15 avellanas, para machacarlas en el mortero. Luego agregamos un poco de sal, tres dientes de ajo pelados y unos tomates troceados, para mezclarlo todo bien. Seguimos con un poco de vinagre, de aceite de oliva, pimienta negra y una ñora. Mezclamos todo bien con la batidora, hasta formar una salsa que dejamos en reposo en la nevera por un par de horas.
Lavamos bien los pimientos y los troceamos en trozos del tamaño que más nos guste a nosotros y nuestros invitados. Los colocamos en una fuente en la parte de abajo, para luego cubrirlos con la escarola, bien troceada y lavada, claro.
A continuación ponemos el resto de ingredientes: atún, aceitunas, el bacalao… y todo esto lo removemos bien para que en la fuente todos los ingredientes queden bien mezclados.
Falta el toque final, que es cubrir con la salsa romesco para tener listo este estupendo plato.
Por supuesto se pueden poner más ingredientes a vuestro gusto: trocitos de queso fresco o queso en cuadraditos, tomate en trocitos, unas olivas, un poco de cebolla… y este plato puede servir para acompañar a otros tantos platos cárnicos como de pescado.