Para preparar este plato, lo mejor es utilizar espinacas frescas ya que además de tener más sabor, conservan plenamente todas sus propiedades. Si ya tienes tus espinacas, lávalas y deja que se escurran para que pierdan toda el agua.
A continuación, pon a precalentar el horno a 180ºC y, mientras alcanza la temperatura adecuada, echa un chorro pequeño de aceite de oliva en una sartén y caliéntalo a fuego medio. Una vez esté caliente, incorpora las espinacas y deja que se hagan durante unos cinco minutos aproximadamente, removiendo de vez en cuando.
Con ayuda de un colador, tamiza la harina mientras la vas espolvoreando por encima de las espinacas. Remueve, y deja que cueza todo junto un par de minutos más. A continuación, añade una pizca de nuez moscada, sal y pimienta negra molida a tu gusto.
Ahora vierte la leche con suavidad, mientras remueves los demás ingredientes de la sartén. Continúa removiendo hasta que espese todo y se forme la bechamel y luego apaga el fuego.
Pasa el contenido de la sartén a una fuente apta para hornear, échale el queso por encima y mete la fuente en el horno.
Tienes que dejar que tu plato se gratine durante cinco minutos. Después, apaga el horno y aparta. ¡Listo! Ya puedes servir estas riquísimas espinacas a la crema light y sentarte a la mesa a disfrutar de su exquisito sabor. ¡Verás lo buenas que te han quedado! Esperamos que te haya gustado esta receta, ¡muy buen provecho!
