Lo ideal es que compres las costillas ya separadas, para que te ahorres el trabajo de cortarlas en casa. Pero si tienes un costillar entero, podrás separarlas fácilmente una a una, sobre una tabla de cocina y con un cuchillo afilado. Una vez que estén listas, añádeles sal y pimienta negra molida. Resérvalas.
A continuación pela los dientes de ajo, y machácalos bien en un mortero. Corta el limón por la mitad, y exprímelo hasta extraerle todo su jugo.
Pon estos dos ingredientes en un bol o recipiente hondo grande, y añade el medio vaso de aceite, el vino, el laurel, el orégano y el pimentón. Mezcla bien todos los ingredientes, para que se integren sus sabores.
Después incorpora en este bol las costillas, y embadúrnalas bien en esta mezcla que acabas de preparar. Tapa con papel film transparente, pasa el bol al frigorífico y deja que maceren las costillas durante al menos 45 minutos.
Pasado este tiempo, saca las costillas de bol y pósalas sobre papel absorbente para que suelten el exceso de aliño.
Vierte aceite de oliva en una sartén. Caliéntalo a fuego medio, y cuando esté bien caliente, ve friendo en él las costillas, con cuidado de que queden bien hechas por dentro y por fuera pero sin llegar a quemarse.
Según vayas haciendo las costillas, pásalas a una fuente forrada con papel de cocina absorbente para que pierdan el exceso de grasa.
¡Y ya hemos terminado! Ya están listas para servir estas riquísimas costillas adobadas fritas. Tómalas bien calentitas, que es como más ricas saben. Esperamos que te haya gustado esta receta, ¡muy buen provecho!
Recomendaciones:
Si quieres darles un toque más picante a tus costillas, además de añadir la pimienta negra molida, puedes mezclar el pimentón dulce con pimentón picante.