Es importante que tengamos el cabrito a temperatura ambiente para que se cocine mejor. Por eso tienes que sacar la carne una hora antes para que coja temperatura ambiente.
Sala el cabrito y ponlo en la bandeja del horno. En el fondo de la bandeja tienes que añadir el litro de agua y el limón a rodajas.
Precalienta el horno a 150 grados con calor tanto arriba como abajo y mete la bandeja.
Cada veinte minutos debes echarle líquido de la bandeja. Presta atención a que no se evapore todo el agua. En ese caso, debes ir añadiendo.
Mantén el cabrito durante una hora y media a 150 grados y dale la vuelta.
A continuación, mantenlo una hora y media más por el otro lado. Al igual que antes, cada veinte minutos deberás echarle el líquido de la bandeja.
Una vez ha transcurrido la otra hora y media, extrae de la bandeja las rodajas de limón y sube la potencia del horno a 200 grados. La piel de la carne tiene que estar hacia arriba.
Hornea durante treinta minutos más a 200 grados hasta que la carne esté dorada.
Transcurrido este tiempo, saca la carne de la bandeja y déjala en una fuente dentro del horno para mantenerla caliente.
Si la salsa está muy clara debes reducirla un poco, y si por el contrario está bastante espesa, puedes aclararla con un poquito de agua y reducirla después. Rectifica de sal si es necesario.
¡Ya tienes listo el cabrito al horno con agua y sal! Ahora solo te queda emplatar y acompañar con alguna verdura como unas patatas asadas o unos brotes de ensalada.