Como vas a utilizar el bacalao salado, recuerda que debes desalarlo antes. Colócalo en un recipiente con agua, tápalo, reserva en el refrigerador durante 36 horas y cambia el agua dos veces al día.
Pasado el tiempo, enjuágalo, retira la piel, las espinas y trocea. Pela las patatas, lávalas y corta en pedazos medianos. Colócalas en una olla, cúbrelas con agua y llévalas al fuego con una pizca de sal durante unos treinta minutos.
Una vez tiernas, escúrrelas y tritúralas inmediatamente con un tenedor y reserva. Lava el perejil y corta las hojas, luego pela los dientes de ajo y pica en cuadritos.
A continuación, calienta dos cucharadas de aceite de oliva en un sartén y agrega los ajos. Apenas comiencen a dorarse incorpora el bacalao y sofríelo.
Cuando suelte toda el agua, apártalo del fuego, espera a que enfríe y desmigájalo, cuida que no se te pase alguna espina.
Para hacer las croquetas, separa la clara de uno de los huevos, bátela a punto de nieve con un poquito de sal y reserva.
Luego, mezcla en un recipiente el puré de patatas, el bacalao, el perejil, la pimienta y la yema del huevo. Incorpora la clara batida, integra hasta que tengas una masa uniforme y lleva a enfriar.
Para armarlas, bate los huevos restantes, coloca la harina en un plato y el pan rallado en otro. Saca la mezcla del frigorífico, forma las croquetas con las manos y luego pásalas por la harina.
Una vez que tengas todas tus croquetas de bacalao y patatas armadas, pásalas por el huevo batido, luego por el pan rallado y fríelas en aceite caliente por ambas caras. En cuanto veas que cogen algo de color, ¡estarán listas! ¡Qué aproveche!