La salsa de tomate italiana casera de toda la vida es muy sencilla y se elabora con ingredientes básicos. Para esta preparación nunca se debe usar tomate frito, siempre tomate natural ya sea fresco o enlatado, como proponemos en esta receta para mayor comodidad.
Comienza preparando los ingredientes para tu sofrito. Pela y corta la cebolla en cuatro partes y pela los ajos para luego picarlos por la mitad. Añade ambos ingredientes al vaso de la licuadora o tritúralos con una varilla eléctrica para conseguir una salsa más refinada.
Agrega 4 cucharadas de aceite de oliva a una sartén y lleva a calentar a fuego bajo. Cuando esté caliente añade la cebolla, el ajo y una pizca de sal y deja cocinar todo junto durante 10 minutos o hasta que la cebolla esté ligeramente transparente.
Transcurrido este tiempo deberás incorporar a la sartén la lata de tomate triturado, las hojas de albahaca fresca, la media cucharadita de azúcar y sal y pimienta al gusto. Remueve bien para que todos los ingredientes se mezclen adecuadamente.
Deja cocinar entre 35 y 45 minutos para conseguir una salsa de tomate italiana espesa y llena de sabor, ideal para pastas, pizzas y cualquier otro plato de esta gastronomía.
Durante la cocción ve probando la salsa para asegurarte que esté al punto de condimento y añade sal, pimienta o una pizca de azúcar si hace falta. Una vez lista podrás reservar tu salsa de tomate casera en la nevera durante hasta dos semanas si la colocas en un envase de vidrio previamente esterilizado.
Recuerda que también puedes congelarla, en este caso puede durar meses reservada esperando la ocasión ideal para que la disfrutes junto a tu familia o amigos. ¡Qué rica está!