Lo primero de todo será limpiar los calamares, eliminando todo lo que no se pueda usar (aletas, tentáculos...) y muy importante la bolsa de tinta, ya que es tóxica. Si no sabes como hacerlo, al comprar los calamares en la pescadería pide que te lo hagan.
Límpialos bien bajo el agua del grifo separa el cuerpo del calamar de la cabeza, cortando el calamar en la forma que tú quieras servirlo.
Ahora vamos a preparar lo que sería la salsa, para lo cuál vas a poner un poco de aceite de oliva a calentarse en la sartén mientras pelas y picas la cebolla, en trocitos bien pequeños, que echas a sofreírse, junto con el pimento y el ajo bien picado, hasta que se quede bien dorado.
Ralla el tomate y cuando veas que la cebolla coge color, lo agregas, para que se dore todo junto.
Vierte los sobres de tinta y remueve todo bien para que se integre, ya que la tinta tendrá que espesarse un poco.
Mientras se hace la salsa, puedes ir haciendo los calamares en la plancha, con un poquito de aceite de oliva, y que se vayan dorando. Vigilalos bien, porque se te pueden quemar si los descuidas.
Una vez que los calamares tengan buen color, emplata y vierte la salsa de tinta de calamar que has preparado sobre todos los calamares, que queden totalmente bañados.
Reserva el plato hasta que lo vayas a servir. Si te preguntas con que guarnición puedes acompañar este plato, puedes recurrir a un poco de arroz o a unas patatas.