Lo primero que vamos a hacer es poner a hervir el agua donde pondremos los espaguetis y, a continuación, preparar la salsa de tomate.
Pela y corta los dientes de ajo y la cebolla y ponlo todo en una sartén a fuego bajo con un chorrito de aceite.
Limpia, pela y corta los tomates y, cuando la cebolla y los ajos ya tengan un tono doradito, después de unos cinco minutos, añade los tomates.
Muévelo todo y ve aplastando poco a poco los tomates con la ayuda de la cuchara de madera, así te asegurarás de que no queden grumos. Incorpora la 1/2 taza de aceite de oliva y muévelo otra vez. Déjalo en la sartén a fuego medio con una tapa durante unos diez minutos.
Si el agua ya está hirviendo, echa los espaguetis y déjalos unos ocho minutos a fuego medio. Luego, apaga el fuego y déjalos en el agua, así no se enfriarán mientras terminamos la salsa.
En una sartén pequeña, fríe los 50 gr. de bacon durante unos cuatro minutos, hasta que veas que está crujiente. No es necesario que utilices aceite pues el bacon ya desprende su propio jugo.
En la sartén con la salsa de tomate echa el orégano y la sal y baja el fuego al mínimo. Déjala tapada durante otros quince minutos más.
Cuando tengas la salsa de tomate lista, escurre los espaguetis y vuelve a ponerlos en la olla porque vamos a mezclar ahí la pasta, la salsa y el bacon. Mezcla otra vez todos los ingredientes.
Si ya lo tienes todo listo, sírvelo y, si quieres, echa un poco de queso rallado por encima. ¡Es la hora de disfrutar!
